25 años después...

La semana pasada, en una aburrida tarde de domingo, comencé a leerme un libro titulado "CHERNÓBIL 25 años después" del periodista español Santiago Camacho, colaborador habitual del programa televisivo "Cuarto Milenio", entre otros.

A decir verdad, el libro llevaba unos cuatros años aproximadamente viajando entre mi habitación y el trastero sin que nunca hubiese tenido la fuerza de voluntad suficiente para leérmelo.Lo empezaba, leía las treinta primeras páginas y después mi madre terminaba subiéndolo de nuevo arriba ya que yo había encontrado mil y unas cosas mejores que hacer que terminar de leérmelo.

El libro habla de la catástrofe nuclear que sucedió en la ciudad de Chernóbil en el año 1986 desde el punto de vista del autor que pudo tener el privilegio de visitar la zona de exclusión, si se le puede otorgar tal consideración al hecho de visitar la zona donde la radiactividad derivada del accidente a día de hoy sigue haciendo sus efectos más devastadores,

Se estructura en dos partes: el pasado y el presente. En la primera de ellas comienza con una introducción en la que se cuenta el descubrimiento de la radiactividad, los primeros pasos desastrosos del algunas de las grandes potencias mundiales en la carrera nuclear y como no, las causas del accidente y todo lo que rodeó la explosión de uno de los cuatros reactores nucleares de Chernóbil. En la segunda parte, el autor hace hincapié en todo lo aprendido y visto en su estancia en Ucrania y en la todavía muy latente repercusión que tiene el accidente en todo el país, 25 años después...

A pesar de todas las cosas interesantes, algunas también muy duras, que se leen en este libro, me llamo especialmente la atención una reflexión del Autor la cual nunca me había parado a pensar pero con la que estoy muy de acuerdo. Esta dice así:



"Me pregunto por qué Chernóbil, a pesar de su magnitud épica y dramática, a pesar de los tremendos riesgos que aún supone para todos nosotros, es un tema sistemáticamente olvidado por los medios de comunicación. La respuesta es evidente. Chernóbil es la antítesis de todo lo que se ha convertido en el signo de nuestros tiempos. Nuestra cultura vive enfocada en el éxito y la felicidad, dando la espalda al fracaso y el sufrimiento, A primera vista puede parecer optimismo pero, en realidad, es inconsciencia. Lo que nos mueve como colectivo es la ambición de ganar, no el miedo de perder. Se nos enseña a obtener el máximo de todo con el mínimo esfuerzo. A gozar sin pensar. El realismo vive horas bajas. Cuando alguien, en cualquier conversación aporta un punto cauto o realista, automáticamente es tachado por alguno de sus contertulios de negativo o pesimista. Un gigantesco aparato de propaganda, mayor que el que ninguna ideología haya tenido jamás, organizado con un único propósito, vender, dicta que la felicidad es una obligación a cualquier precio y que el que no alcanza esa meta es porque no quiere..."


Os Invito a todos a que os lo leáis si tenéis la ocasión y saquéis vuestras propias conclusiones. Un saludo :)




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